lunes, 23 de julio de 2007

Adíos a un Amigo

Sé que hay mucha gente que piensa como yo, que las mascotas que traemos a nuestros hogares, son integrantes de nuestra familia, los elegimos, los cuidamos, los alimentamos, jugamos con ellos, paseamos con ellos, estamos a su lado ante una enfermedad, ellos nos dan tanta alegría, nos reciben tan felices, saltando y moviendo sus colas, están a nuestro lado siempre, incondicionales, esta última palabra les cabe tan bien, porque ellos son amigos, no hablamos el mismo idioma, pero nos entendemos perfectamente, a veces tan solo con una mirada ya nos comunicamos.
Sé que vos que estas leyendo esta nota, me entiendes, cuantas veces antes de irnos de vacaciones buscamos lugares donde los acepten, porque no concebimos irnos sin ellos, cuantas veces estamos cortos de dinero pero sus vacunas son primordiales, hay que aplicárselas aunque posterguemos otra cosa.
Hay gente que no entiende, que piensa que por ser perro tienes que dormir afuera, soportar el frío o el calor, comer las sobras, cuando las hay, que no hace falta vacunarte, que un mimo sólo de vez en cuando esta bien, pero a cambio te piden todo, obediencia, seguridad, cariño, respeto.
Respeto, que palabra no? Porque respetar a un amigo humano y no a un amigo animal?
Cuanta gente no tiene familiares o peor, los familiares no se acuerdan de ellos, pero tienen en sus hogares una mascota que les da mucho amor y compañía, eso no vale? No importa si es un perro o un gato, es un amigo igual.
El 17/07/07 he perdido un amigo, y he sentido tanto dolor, tanta tristeza, he derramado tantas lágrimas, y no me arrepiento y no me da vergüenza, porque estuvo a mi lado 17 años, cuántas vivencias juntos hemos compartido, como olvidarlas.
Mi querido Baster, mi negro lindo, escribí esto para vos, ojala los humanos aprendamos de ustedes, algo como la lealtad y la amistad incondicional, cosas que ustedes nos dan tan simplemente.



Adiós a un amigo

Cierro los ojos y te veo, recibiéndome con tanta alegría, como si hiciera mucho tiempo que no me veías.
Cierro los ojos y te veo, subiendo al sillón con tu cara de pillo, que tantas veces te dije que no, pero que igual lo hacías.
Cuántas alegrías me diste? Innumerables.
Cuántas veces peleamos por tu baño? Muchísimas, hasta que encontré la manera de poder bañarte sin que me mordieras, con bozal, no te gustaba, y a mí tampoco, pero era la única manera de que los dos saliéramos airosos de la situación, yo sin ser mordida y vos reluciente como un pompón.
Cierro los ojos y te veo, mostrando tus dientes a quién se me acercaba.
Cómo olvidar el miedo que teníamos de traer a casa un nuevo cachorro, pensábamos que vos lo morderías, porque eras bravo, pero nos diste la lección de que las cosas no son siempre como esperamos, que la vida nos sorprende hasta con cosas que estamos seguros que pasaran y no sucede, y vos recibiste al nuevo integrante con mucha paciencia y ternura.
Cierro los ojos y te veo, durmiendo al lado del chiquito nuevo.
Espero haberte dado todo lo que esperabas de mí, si no fue así, perdóname.
Cómo explicar a los demás, el porqué de mi tristeza, tan solo eras una mascota, pero vos y yo sabemos que no era así, eras mi amigo.
Cuántos juegos juntos, en cuantas tristezas me acompañaste, cuántas anécdotas compartimos, nada se va con tu partida, todo queda, el afecto se respira, se siente más allá de todo.
No existe el tiempo ni el espacio, no existe el ayer ni el mañana, ya nos volveremos a ver, querido amigo. Cierro los ojos y te veo y me veo, a tu lado.